domingo, 2 de diciembre de 2018

SOSTENIBILIDAD EN LA DOCENCIA UNIVERSITARIA

El pasado martes 27 de noviembre participó en los Seminarios Sobre Ética Ambiental la profesora Gala Arias, con la conferencia "Sostenibilidad como materia trasversal en la docencia universitaria: enfoques posibles". Su intervención estuvo dividida en tres bloques. La ponente comenzó con un análisis crítico de la situación actual, repasando los factores que influyen en el bajo nivel de sostenibilidad en la docencia universitaria. Entre ellos se puede destacar en primer lugar la falta de proyección futura de la educación superior, que supone no trabajar con el alumnado sobre futuros posibles, de forma creativa y positiva. Según Arias, los estudios recientes apuntan a que los alumnos tienen en general una visión negativa del futuro y ello les determina para aprender. En su opinión, se debería luchar contra este determinismo, algo que no es fácil cuando los programas y los propios libros de texto no incluyen esta cuestión, o lo hacen de una forma casi fantasiosa, afirmando que la tecnología solucionará prácticamente todos los problemas.

El segundo factor es lo que la ponente denomina “las aulas burbuja o la negación de la realidad”, para describir una situación según la cual se separa a los estudiantes del territorio. ¿Y cómo proteger algo que no vemos? Si no conocen el entorno, los alumnos no serán conscientes de su deterioro. Por otra parte, tampoco se trabaja lo suficiente la conciencia crítica del alumnado, de forma que puedan interpretar adecuadamente los problemas ambientales de nuestros días.


El tercer factor tiene que ver con la herencia de Bolonia y el enfoque profesionalista que según algunos autores ha supuesto dicha reforma. Según comentó, se ha exigido a la universidad adaptarse al mercado capitalista, se ha buscado que la universidad prepare profesionales para llenar los huecos del mundo profesional: desaparición de titulaciones, amenaza a otras, reestructuración de licenciaturas en grados y másters… Indicó que también ha sucedido parecido en el marco de la investigación, desarrollándose así el concepto de ‘capitalismo académico’: el rendimiento académico se mide en función del éxito y aplicabilidad industrial o profesional, y según sus beneficios para quienes las patrocinan. Sin embargo, a su juicio, estas cuestiones pueden alejar a la universidad de su función social, como institución mejoradora de la sociedad. La universidad no puede convertirse en una fábrica de empleados que genera recursos humanos a demanda de la empresa, demandas que se encuentran en perpetuo cambio y que, por tanto, nunca podría suplir completamente. A su vez, esas demandas muchas veces no coinciden con las necesidades de la sociedad. Esta ‘profesionalización’ impide que los contenidos sobre sostenibilidad permeen de manera efectiva en el currículo universitario.

Otro factor, ya mencionado parcialmente, es la rigidez del programa, pues el currículo presta poca atención a la sostenibilidad y el profesor no alcanza para compensarlo, entre otras cosas por la gran carga de trabajo que tienen los docentes.

Finalmente, se encuentra el discurso oficial de la ciencia y las instituciones. Según la ponente, durante mucho tiempo se ha negado la realidad sobre la gravedad de los problemas actuales. Ello conlleva que un obstáculo que encuentra el docente es la resistencia del alumnado a aceptar un discurso más cercano a la sostenibilidad. ¿Cómo convencer al alumno de una idea cuando la sociedad le dice lo contrario?

Todos estos factores llenan a los docentes de una carga de responsabilidad tremenda. Frente a este gran peso que recae sobre el profesorado, a juicio de la ponente, es importante ser consciente de las propias limitaciones.

En el siguiente bloque, la profesora Arias presentó listados de temáticas potenciales con propuestas para mejorar la situación actual, en base a autores como: Fernández Sánchez (1995); Sancho, Vilches y Gil (2010); Herrero, Cembranos y Pascual (2011).

La tercera parte de la sesión se centró en los enfoques posibles para conseguir una mayor incorporación de la sostenibilidad en la docencia universitaria. Sin embargo, independientemente de los enfoques, el primer punto a tener en cuenta, según la profesora, es la defensa de la transversalidad. A su juicio, en este sentido aún queda mucho espacio para mejorar porque la universidad domina la enseñanza unidisciplinaria y en muchas disciplinas no se incluye ningún contenido sobre sostenibilidad. La transversalidad, a su vez, permitiría llegar a un mayor número de alumnos.

Todas las herramientas dirigidas a lograr una mayor transversalidad e incorporación de la sostenibilidad en la docencia universitaria, según expuso, se pueden abordar a partir de dos enfoques principales (complementarios entre sí) que son el enfoque dirigido a los problemas y el dirigido a las soluciones. En realidad son un primer y un segundo paso, respectivamente, en el proceso de ambientalización curricular.


El enfoque a los problemas significa utilizar las estrategias didácticas para tratar problemas de índole ambiental. En primer lugar, para informar de los problemas ambientales. En segundo lugar, puede desarrollar actividades dedicadas a la exploración de los orígenes y las causas de los problemas. Hay que tener en cuenta que este enfoque, según la ponente, tiene un problema: centrarse excesivamente en lo negativo y que el alumno, en lugar de concienciarse, se inmunice frente al bombardeo de problemas ambientales.

El enfoque dirigido a las soluciones, además de ser el siguiente paso al anterior, representa otra alternativa, puesto que se centra en potenciar la imaginación y creatividad para solucionar los problemas. El objetivo es formar a los alumnos para que encuentren soluciones a los problemas ambientales o al menos desarrollen las habilidades necesarias para enfrentar dichos problemas. En opinión de la ponente, este enfoque es el más necesario en el momento actual.

Por último, las competencias en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) pueden ser también una puerta de entrada de la sostenibilidad. No se trata de simplemente “sumar” una competencia más relacionada con la sostenibilidad, pero puede ser de gran utilidad para incorporar esta perspectiva en el aprendizaje basado en competencias que debe promoverse. No obstante, se trata ésta de una cuestión polémica: mientras muchos lo consideran una amenaza a libertad de cátedra, hay autores que creen que es una de las mejores vías para incorporar la sostenibilidad en la docencia. Según la ponente, se podrían destacar cuatro competencias transversales para la sostenibilidad: 1) Conciencia crítica; 2) Uso sostenible de recursos y prevención de impactos; 3) Participación en procesos comunitarios que promuevan la sostenibilidad; 4) Aplicación de principios éticos relacionados con la sostenibilidad en los comportamientos personales y profesionales.