lunes, 8 de julio de 2019

Curso de verano sobre contemplación de la naturaleza.

La edición 2019 del curso de verano organizado anualmente por la cátedra de ética ambiental llevó por título “Contemplación de la naturaleza. Implicaciones éticas” y tuvo lugar en la Sierra de Guadarrama.

DÍA 24 DE JUNIO

Tras la recepción de los alumnos en el alojamiento donde también tendrían lugar algunas de las sesiones teóricas, y el anuncio de cuestiones prácticas y de organización referentes fundamentalmente a las caminatas previstas, a media mañana dio comienzo la primera sesión, consistente en una ronda de presentaciones de los asistentes, breves relatos de experiencias previas similares y manifestación de sus expectativas respecto a este curso.

El director de la Cátedra de Ética Ambiental, Prof. Emilio Chuvieco, tomó entonces la palabra en una sesión introductoria sobre la trayectoria y objetivos de la cátedra, actividades realizadas hasta la fecha y proyectos actualmente en desarrollo.


La siguiente sesión, conducida en primer lugar por Josep Maria Mallarach, incluía unas nociones introductorias a la contemplación en la naturaleza. El ponente indicó cómo ésta facilita la meditación sin técnicas imprescindibles, y cómo siempre ha estado ligada a la espiritualidad. No en vano, muchos de los denominados santuarios naturales más importantes y mejor conservados se encuentran precisamente en santuarios espirituales. En su opinión, contemplar es algo primordial, innato al ser humano (y en la infancia, espontáneo). Sin embargo, hoy en día el mundo tecnológico, lleno de ruidos y estrés, no ayuda o más bien dificulta la contemplación.

A este respecto, Carlos de Prada apuntó cómo parece que somos nosotros los que nos estamos adaptando a la tecnología (y no al revés), convirtiendo nuestra civilización en una máquina sin alma. Frente a esto, sin embargo, se puede apostar por contemplar la verdad, la realidad, lejos de lo virtual que parece predominar actualmente. Esta contemplación nos lleva a darnos cuenta de que estamos unidos a la Tierra, que no somos entes aislados. Nos ayuda a re-naturalizarnos.


Tras el almuerzo tuvo lugar la primera de las sesiones prácticas. En primer lugar, Carlos de Prada realizó una breve caracterización físico-geográfica y ecosistémica del entorno, así como de los principales impactos antrópicos que ha sufrido. Se mencionaron algunas de las especies vegetales y animales predominantes. El objetivo de esta caracterización, al igual que sucedería en las sesiones prácticas posteriores, es conocer de forma “racional” la información más importante sobre lo que nos rodea, para después dejarla de lado en las actividades contemplativas, en cuyo transcurso el fin es ir más allá del conocimiento o la reflexión racional.


Así pues, a continuación comenzó el paseo contemplativo, el cual se desarrolló a lo largo del Camino Schmidt. Para ello, J. M. Mallarach dio una serie de indicaciones y técnicas básicas para aquellos que lo hacían por primera vez. Y de este modo, los participantes comenzaron a caminar en silencio, separados por una distancia prudencial, siguiendo las instrucciones de los orientadores. Posteriormente, Beatriz Calvo, condujo una sesión de meditación guiada, despertando nuestros sentidos con los sonidos del bosque.


Tras la meditación, se retomó el camino de vuelta hasta el inicio de la senda Schmidt y el grupo se dirigió hasta otra parte de la sierra donde se podría disfrutar de una magnífica puesta de sol. Tras una caracterización del lugar y una ligera pausa para cenar, tuvo lugar la última sesión del día, a través de la contemplación del atardecer.


DÍA 25

El segundo día del curso comenzó con una sesión de ejercicios de Chi-kung al amanecer, conducida por Beatriz Calvo, como preparación del cuerpo y la mente para las actividades de contemplación de la jornada. Tras el desayuno, el grupo se dirigió al Pico de Cotos, desde donde ascendería realizando un nuevo paseo contemplativo. Como estaba estipulado, Carlos de Prada ofreció una caracterización físico-geográfica y ecosistémica del lugar y J. M. Mallarach recordó las técnicas fundamentales para evitar distracciones y centrarse en la contemplación.


El grupo ascendió hacia la Hoya de la Laguna Grande de Peñalara, siguiendo el mismo esquema del día anterior y disfrutando de unos magníficos paisajes. En las cercanías de la Hoya hubo tiempo para una sesión de lectura de poemas, a cargo de Carlos de Prada, relacionados con la contemplación y conservación de la naturaleza.


Posteriormente, se continuó el ascenso hacia el Refugio Zabala, donde hubo una pausa para un breve descanso, seguido de unos momentos de contemplación del paisaje y unas palabras por parte de los coordinadores. Reiniciada la marcha, el grupo acometió el descenso por una ruta diferente, para dirigirse a la zona del Pingarrón.


Junto al arroyo, se realizó la pausa para el almuerzo con la necesaria distensión de los participantes, para posteriormente continuar con una nueva sesión de meditación a través de los sonidos del agua. Seguidamente, el grupo se dirigió hacia un claro cercano más elevado, donde Beatriz Calvo pidió que cada uno caminase en silencio y buscase un elemento del entorno que le llamase la atención.


Una vez que el grupo se reunió de nuevo, solicitó a los asistentes que colocasen el elemento seleccionado en el centro de un círculo, indicando una palabra al mismo tiempo. En la segunda ronda, hubo una larga reflexión acerca de los elementos y las palabras seleccionados por cada uno, en relación con lo que habían aprendido y experimentado gracias a las sesiones llevadas a cabo hasta ese momento.

A la vuelta y tras la cena, tuvo lugar la última sesión del día, dedicada a la escucha contemplativa de canciones corales de distintas escuelas monásticas.


DÍA 26

El último día del curso comenzó con una puesta en común y una meditación guiada por Beatriz Calvo antes del desayuno. Seguidamente, el grupo se dirigió de nuevo hacia el Camino Schmidt, del cual se recorrió un fragmento similar al del primer día, con objeto de evaluar los cambios experimentados desde entonces por los participantes respecto a la facilidad de inmersión en la contemplación de la naturaleza.


Sin embargo, para la penúltima sesión, el grupo se desvió hacia un agradable claro separado de las sendas más transitadas, donde nuevamente hubo espacio para la lectura de poemas relacionados con la temática así como un tiempo de meditación y relajación en silencio.


A la vuelta, tuvo lugar la sesión final de recapitulación de lo aprendido, donde los participantes pudieron expresar sus experiencias y sentimientos respecto al desarrollo del curso, antes de tomar la foto de grupo frente al alojamiento.