El pasado 29 de enero, el profesor Jorge Riechmann impartió la conferencia “¿Aún es posible hacer lo que deberíamos haber hecho? ¿Transición o colapso?”, en la que hizo hincapié en diversas patologías de nuestra sociedad que a su juicio es preciso enfrentar.
En primer lugar, el hecho de que vivimos ajenos a la realidad que supone un planeta finito, que no puede asumir de forma indefinida una contaminación creciente, y cuyos recursos naturales son así mismo limitados. La cultura dominante es la del negacionismo de los problemas ambientales, el cortoplacismo político y la aceptación de la desmesura en el consumo como algo normal.
El ponente nos habló de la dinámica de los crecimientos exponenciales y la posible retroalimentación de los efectos del cambio climático, lo cual implica que cuanto más tiempo tardemos en poner en marcha medidas verdaderamente eficaces, más difícil será ponerle freno y más drásticos serán los cambios que deban adoptarse.
En su opinión, como mínimo hay que adaptar la economía a los límites biofísicos del planeta, ya que por ejemplo –según un informe de WWF– actualmente estamos empleando los recursos de un planeta y medio. Es decir, la nuestra es una “Economía de Tierra plana”, que funciona como si el planeta no fuera finito. Entre los principales cambios que el profesor Riechmann mencionó está el abandono de los intereses privados y únicamente económicos de las empresas relacionadas con la energía. Otras iniciativas interesantes que se están desarrollando son las ciudades y pueblos en transición, el cooperativismo e intercambio ciudadano, los huertos de proximidad y la potenciación de las economías a escala local, etc.