lunes, 14 de diciembre de 2015

Consumo y ecología

Todas las personas tienen, en mayor o menor medida, una tendencia a buscar un ideal, un marco que consideran idóneo para afrontar una determinada situación que perciben como problemática. En pocas palabras, casi todos queremos mejorar el mundo. Hay personas que son más idealistas y se enfrentan a grandes problemas, y otros que se conforman con intentar mejorar lo que les rodea; también, hay quien ha "tirado la toalla" y considera que no puede hacerse nada, o incluso quien ha cambiado de opinión y lo que antes consideraba desdeñable ahora le parece de lo más aceptable.
Uno de los frentes donde ese "cambiar el mundo" se ofrece ahora como más atractivo es el ambiental. Casi todos queremos hacer de este planeta un entorno más limpio, más acogedor, más sostenible para las generaciones actuales y futuras. Sin embargo, en la práctica, muchos de estos "idealistas ambientales" acaban por pensar que la solución de los problemas les excede tan grandemente que su contribución es irrelevante y, por tanto, acaban por no hacer nada. Me parece que en todos los frentes, y principalmente en el ambiental, esa actitud no conduce a ningún sitio, y que la única solución de los problemas mundiales es implicarse, ser mucho más activos. En las cuestiones ambientales tenemos varias razones de peso. Por un lado, algunos problemas ambientales tienen ciertamente una dimensión global (cambio climático, biodiversidad, contaminación del océano...), pero otros son mucho más locales (residuos, infraestructuras, contaminación local del aire o del agua), y ahí la excusa de que el problema nos excede es mucho menos justificable. Por otro lado, incluso en problemas globales nuestra contribución es muy importante para conseguir mover a otras personas en esa dirección, y en última instancia para presionar con nuestras reclamaciones a quienes ostentan el poder para cambiar la raíz de las causas de la degradación. Nos ha recordado la importancia de esta actitud pro-activa el Papa Francisco en su última encíclica: todos tenemos la capacidad de cambiar el "estado de cosas".
Una manifestación clara de ese cambio es revisar nuestros hábitos de consumo. Qué y cuánto consumimos indica una cierta actitud ante la vida. Si pensamos que consumir nos dará la felicidad, que seremos más dichosos cuanto más poseamos, tenemos una visión bastante pobre de los valores humanos. Como bien dice el Papa: "Mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir" (Papa Francisco, Laudato si, 2015, n. 204). Poseer es un sucedáneo de ser: tener más no es lo mismo que ser más. No se es más generoso, amable, alegre, honesto o trabajador porque se tengan más cosas: es más, precisamente teniéndo más cosas es mayor la probabilidad de que esas cosas nos "tengan" a nosotros. Basta echar una ojeada a las horas que la gente emplea en móviles o en video-juegos para darse cuenta la diferencia entre consumir y ser, entre disfrutar del tiempo y agotarlo. Es cuestión de voluntad y de motivación interior, de valores., cada uno los que le parezcan más sólidos. También los cristianos tenemos enormes razones para ese cambio en el patrón de consumo, para entender de otra forma nuestra relación con lo que somos y tenemos: "La espiritualidad cristiana propone un modo alternativo de entender la calidad de vida, y alienta un estilo de vida profético y contemplativo, capaz de gozar profundamente sin obsesionarse por el consumo" (Papa Francisco, Laudato si, 2015, n. 222).

Emilio Chuvieco Salinero (27/09/2015)
http://razonyalegria.blogspot.com.es/

miércoles, 25 de noviembre de 2015

RESTAURACIÓN ECOLÓGICA Y SOCIEDAD

El pasado 25 de noviembre retomamos el ciclo de Seminarios Sobre Ética Ambiental para este curso 2015/16, en esta ocasión con la conferencia “Restauración ecológica y sociedad”, a cargo del profesor D. José Mª Rey Benayas, Catedrático de Ecología de la UAH y presidente de la Fundación Internacional para la Restauración de los Ecosistemas.

El ponente comenzó su intervención con un recorrido histórico por el desarrollo de la Restauración Ecológica y el cambio de paradigma que ha sufrido, desde su concepción como asistencia a la recuperación de espacios degradados con el foco en la biodiversidad, hasta la reciente adición de otros objetivos de carácter social, histórico, cultural, económico, etc. Esto es especialmente importante y requiere de proyectos bien estudiados, para que no se produzcan conflictos al conceder más importancia a unos objetivos frente a otros.

A continuación, Rey Benayas trató el tema de la huella ecológica de origen antrópico en relación con el progreso tecnológico, haciendo hincapié en que el progreso tecnológico tiene dos caras. Así, aunque por ejemplo las nuevas tecnologías permiten que un dispositivo contamine menos que antes con las mismas prestaciones, también están abaratando mucho el acceso al consumo de muchos productos, cada vez por parte de más personas, lo cual redunda en un aumento neto de la huella ecológica.


En relación con los servicios que proveen los ecosistemas para beneficio de la sociedad, apuntó cómo la restauración ecológica mejora el estado tanto de la biodiversidad como de dichos servicios ecosistémicos, resultando en un bien para el ser humano.

Posteriormente, el ponente habló de la introducción y reintroducción de especies, poniendo como ejemplo un estudio en elaboración sobre la posibilidad de que el interior de la Península Ibérica albergase el oso pardo, favoreciendo de este modo no sólo la biodiversidad en sí misma, sino también la economía y la fijación de población en áreas deprimidas a través del ecoturismo. Sin embargo, reconoció que se trata de un tema que arrastra polémica, y tiene tanto detractores como defensores.

A tenor del controvertido asunto de la “Des-extinción”, mencionó algunos ejemplos que pretenden llevarse a cabo, como el del llamado tigre de Tasmania, pero también algunos artículos en los que distintos expertos comentan que esto puede no traer tantos beneficios como se piensa.

Por su parte, y al margen de este tema, Rey Benayas mencionó que sí está de acuerdo con la conservación del genoma de las especies, sacando a colación un estudio en el que los autores habían estimado que con el dinero gastado en 8 días de conflicto bélico entre EEUU y Afganistán se podría financiar un proyecto para conservar el genoma de todas las especies conocidas.


Retomando la conveniencia de la restauración ecológica, el ponente presentó estudios que mostraban cómo siempre son mayores los beneficios que reporta, con unos costes a todas luces más bajos, por lo que en su opinión debe haber un reconocimiento más explícito de los aspectos positivos de la restauración ecológica para la sociedad, y acompañarse de adecuadas medidas de financiación, como pueden ser: pagos por servicios ambientales, deducción fiscal, medidas compensatorias, bancos de hábitats (biobanks), etc.

Para concluir este apartado, resaltó que aunque sigue siendo necesario mantener e incrementar la inversión en investigación, ahora se necesita “más acción”. Es decir, hay que aplicar los conocimientos que se tienen y acometer más proyectos de restauración que son necesarios. Para ello, indicó que no es suficiente disponer de financiación, sino que también es imprescindible el compromiso de la sociedad, que se debe buscar con educación y sensibilización ambiental.

Finalmente, expuso algunos ejemplos de proyectos llevados a cabo por la fundación FIRE de la cual es presidente, comenzando con uno que se podría denominar de “restauración agroecológica”, mediante la producción de aceite. Mostró que el proyecto, además de los ingresos que reporta a las empresas, les supone una mejora de imagen, su aportación a la Responsabilidad Social Corporativa (RSC), promoción del agroturismo, etc.

Otro pilar en el que su fundación se apoya es el voluntariado, que entra dentro de lo que en su entidad denominan “ecología cívica”, mediante la cual se generan círculos virtuosos, de retroalimentación positiva. De este modo, las acciones que realizan los ciudadanos, además de proporcionarles beneficios físicos y mentales, así como enriquecerles en lo personal, contribuyen a la mejora de los ecosistemas, de la política y de la gobernanza, cerrándose el círculo con la mejora global del entorno natural y social.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Participación en el X Congreso de la Asociación Española de Bioética y Ética Médica

Entre los días 13 y el 14 de noviembre se celebró en Barcelona el X Congreso de la Asociación Nacional de Bioética (AEBI). La Universidad Internacional de Cataluña (UIC) acogió la décima edición de este evento bianual, que en esta ocasión llevaba el título “Neuroética. Yo vulnerable”, y que en términos generales abordaba el modo en que debe orientarse la investigación neurocientífica en seres humanos, cómo afecta a la ética y cómo se puede promover el cuidado de los más vulnerables desde esta perspectiva.

La inauguración del congreso corrió a cargo de la presidenta de la AEBI, Dña. Natalia López Moratalla, que explicó las principales motivaciones que llevan a la AEBI a seguir con su trabajo, más importante que nunca hoy en día, en este mundo lleno de cambios vertiginosos. En la misma sesión de bienvenida, Dña. María Victoria Roqué, presidenta del congreso, introdujo la temática del mismo ante las nuevas éticas que surgen sobre la identidad de la persona y la controversia sobre qué es o no lícito hacer a la hora de intervenir sobre los seres humanos. Finalmente, el Vicerrector de la UIC destacó que aunque en el futuro es probable que las máquinas hagan muchas cosas que ahora hacemos nosotros, hay que tener muy claro lo insustituible de la persona, como la capacidad de establecer un diálogo reconociendo la inteligencia del otro, o la capacidad de buscar la verdad y el bien.


El primer bloque del evento (Perspectivas Generales de la Neuroética), comenzó con la ponencia del profesor Alfredo Marcos (Universidad de Valladolid) titulada “Neuroética y vulnerabilidad”, quien en su intervención habló de la emergencia de “nuevas éticas” como la denominada neuroética, que en algunos casos pretenden sustituir a las éticas tradicionales cuando, en su opinión, lo que deberían hacer es tender a la cooperación. A su juicio, ese intento de sustitución está basado en una concepción reduccionista del ser humano, pero las neurociencias deberían conservar su identidad científica y la ética debería hacer lo propio con su esencia. En todo caso, puede darse una colaboración de ambas en lo que podría ser la neuroética. Pero, como aspecto positivo, destacó que algunas propuestas incluidas en la denominada neuroética pueden tener su utilidad si contribuyen a enriquecer la ética de la vulnerabilidad, ayudándonos a conocer nuestro lado vulnerable y superarlo.

A continuación, la Dra. Natalia López Moratalla (Presidenta de la Asociación Nacional de Bioética), nos mostró los resultados de distintos trabajos que exploran la dotación ética del cerebro. Tras una sesión múltiple de comunicaciones libres simultáneas en cuatro salas dedicadas a temas variados, el bloque de la tarde titulado Ética neurológica comenzó con una conferencia a cargo del profesor Francesc Torralba, quien disertó acerca de si los seres humanos estamos determinados totalmente por nuestra biología o si por el contrario somos seres libres. Según comentó, algunos planteamientos de las neurociencias defienden que todo en nosotros depende de la biología, mientras otros muchos pensadores exponen que, a pesar de los procesos bioquímicos subyacentes, el acto humano de la libertad no puede explicarse en último término únicamente como la resultante de factores biofísicos. Este reduccionismo es especialmente grave porque elimina un aspecto fundamental de la dignidad humana. También destacó que hoy en día es más necesario que nunca el diálogo interdisciplinar, pero en igualdad de condiciones, sin que unas disciplinas traten de imponer su visión basándose en una pretendida certeza científica que ignora o pretende reducir al absurdo conceptos tan importantes como conciencia, yo, acto, libertad, etc. Porque este determinismo en concreto tiende incluso a ir más allá del dato científico.

Posteriormente, la profesora italiana M.T. Russo expuso su trabajo titulado “Dignidad y ética del cuidar en las enfermedades neurodegenerativas”, en la que criticó el Fordismo en la asistencia sanitaria, basado únicamente en resultados como: número de pacientes atendidos, número de hígados transplantados, etc. Según su criterio, cuanto más avanza la tecnología, más cuidado hay que tener (la paradoja de Ícaro) y más atención hay que prestar a la dimensión humana del cuidado de los enfermos, pues muchos experimentos entre los que se encuentran los suyos demuestran que el afecto y la atención personalizada a los enfermos incrementa muy notablemente su calidad de vida, e incluso en muchos casos contribuye a mejorar su estado de salud. Por otro lado, reivindicó el respeto a la capacidad de decidir del enfermo, apuntando que los médicos y enfermeras deben evitar tratar a los pacientes como máquinas a las que hay que "hacer el mantenimiento". La tarde del primer día terminó con una nueva sesión múltiple de comunicaciones cortas libres en cuatro salas.

Entre las sesiones del sábado 14 de noviembre, cabe destacar la participación en el congreso de D. Jaime Mayor Oreja, que impartió la conferencia “La Federación Europea One of Us y la protección de la Vida en Europa”. En la primera parte de su intervención, Mayor Oreja realizó un agudo análisis de los principales males de nuestra sociedad, que a su juicio está perdiendo los cimientos, con el principal objetivo del dinero como centro de las vidas de la gente. Respecto a la tan mencionada “crisis económica”, incidió en la idea de que la verdadera crisis es la de la persona, es una crisis cultural, lo cual se traslada a todas las instituciones, especialmente a la de la familia. Así, las instituciones que más directamente tienen que ver con la persona son las que más sufren. Y ello conlleva que se está creando un vacío de valores en la sociedad que se va cubriendo por posiciones extremas y violentas, como lamentablemente hemos podido ver recientemente. Y criticó a su vez el papel de los medios, que en su criterio son “causa y efecto”, en un momento en el que cada vez tenemos más cifras, más información, pero menos ideas.


En la segunda parte de su intervención, el ponente habló de la Federación One of Us de la cual es presidente, explicando los principales objetivos de esta institución internacional y la labor que realiza. En su exposición se constató la importancia de este tipo de instituciones en tanto defienden el derecho a la vida, que no es cualquier derecho, sino el derecho por excelencia. A su vez, la familia no es cualquier institución, sino la institución por excelencia. En su opinión, el debate en el que está inmersa One of Us no es cualquier debate: es el debate de nuestro tiempo. Porque la familia es la garante de la verdad y el bien en último término, y si esta institución se resquebraja, no es posible construir una sociedad buena. El ponente también criticó a algunos organismos internacionales que lamentablemente están alejados de la atención a la persona, y tan sólo fomentan la “socialización de la nada, las modas dominantes”. Y, peor aún, no se esfuerzan por tratar de cambiar el rumbo hacia el que se dirige el mundo de nuestros días. A nivel personal, indicó que existe una tendencia a la pasividad, al “ponerse de perfil” ante los problemas, y abrazarse al relativismo… con lo que cualquier cosa vale. Pero, lejos de fomentar la sensación de derrota y los pensamientos negativos, el ponente quiso terminar su charla con un guiño al optimismo, relatando una anécdota que le sucedió a la Madre Teresa de Calcuta: se encontraba en la India con un sacerdote que se quejaba de todo, no veía más que problemas, era la negatividad en persona, creía que el mundo era una catástrofe sin solución; y le preguntó a Santa Teresa “¿qué podemos hacer?, ¿por dónde empezamos”; a lo que ella respondió “¿por qué no por usted… y por mí?”. Con ello, Mayor oreja quiso dejar claro que el cambio es posible y en cierto modo ya se está produciendo. Es un cambio que debe comenzar por el nivel personal y continuar por la familia, para trasladarse posterior y paulatinamente al resto de nuestro entorno.

Finalmente, entre las actividades de la tarde del sábado tuvo lugar la Asamblea General de la Asociación Española de Bioética, en la que su directora, Dña. Natalia López Moratalla, y el secretario de la Cátedra de Ética Ambiental, Mario Burgui, anunciaron a los asistentes la preparación del XI Congreso Nacional de Bioética y el I Congreso Nacional de Ecoética para octubre de 2017. Ambos eventos se realizarán de forma consecutiva en Alcalá de Henares y contarán con una temática general dedicada a la ética ecológica y humana, con el objetivo de fortalecer los vínculos que unen a la bioética con la ecoética, en un evento multidisciplinar y abierto a la participación de profesionales de los más diversos ámbitos.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Actividades de ética y educación ambiental con colegios de Alcalá de Henares

El pasado día 5 de noviembre comenzamos las actividades con colegios de Alcalá de Henares, con dos grupos de alumnas del CBC "La Alborada" de esta localidad. En esta primera actividad, monitores de la Asociación Territorios Vivos nos contaron su labor como representantes en la Comunidad de Madrid del Proyecto Ríos, una iniciativa de educación ambiental y voluntariado en ríos que ofrece múltiples posibilidades para todas aquellas personas que desean conocer un poco más los ecosistemas fluviales y contribuir a su conservación.


Los monitores nos contaron acerca de la importancia de los ríos como corredores de vida y como indicadores del estado ambiental general de un lugar. En este sentido, destacaron lo esencial de la participación ciudadana en la conservación y custodia de estos ecosistemas.

Seguidamente, las alumnas ampliaron sus conocimientos sobre el río Henares a su paso por Alcalá y aprendieron a hacer una inspección de ríos, incluyendo la caracterización general del tramo de río y el soto de ribera, el análisis físico-químico de la calidad del agua y la observación de macroinvertebrados, parte de la fauna del río que a veces pasa inadvertida pero que resulta clave a la hora de conocer el estado general de sus aguas.

(Ver entrada sobre la siguiente actividad en el río Henares)

jueves, 22 de octubre de 2015

PRESENTACIÓN DEL INFORME “VALORES Y ENFOQUES AMBIENTALES EN LA ENSEÑANZA SECUNDARIA OBLIGATORIA A TRAVÉS DE LOS LIBROS DE TEXTO”

El pasado 20 de octubre tuvo lugar la presentación pública del segundo informe de la serie “Ensayos de Ética Ambiental”, promovida por la Cátedra de Ética Ambiental “Fundación Tatiana Pérez de Guzmán El Bueno - Universidad de Alcalá”. En este estudio, titulado “Valores y enfoques ambientales en la Enseñanza Secundaria Obligatoria a través de los libros de texto”, se han analizado libros de 1º a 4º de la ESO de las diez principales editoriales a nivel nacional, en las asignaturas de Ciencias Naturales, Ciencias Sociales, Biología y Geología, y Geografía e Historia.


En el acto intervinieron el director de la cátedra, Emilio Chuvieco, y los dos autores principales: Ana Hernández Carretero (Profesora de Didáctica de las Ciencias en la Universidad de Extremadura) y Federico Velázquez de Castro (Presidente de la Asociación Española de Educación Ambiental). Los resultados del estudio mostraron que, aún en nuestros días, los temas ambientales están relegados a un segundo o tercer plano dentro de los manuales escolares, situados al final de los libros y tratados de forma aséptica y superficial. Se reducen a la transmisión de conocimientos y no de valores o la promoción del cambio en actitudes que favorezcan un mayor respeto por el entorno. Las actividades propuestas a los alumnos son por lo general memorísticas e individuales, y no se fomenta la investigación o la cooperación, cuando las soluciones a los problemas ambientales innegablemente deben ser creativas y comunitarias.  Tampoco se estimula el uso de otros materiales aparte del propio texto, o la realización de salidas al campo.

Por otro lado, en los textos tampoco se tiene en cuenta la multitud de dimensiones de los problemas ambientales ni la multiplicidad de sectores que son tanto parte de su causa como de las soluciones. Los ponentes destacaron la importancia en nuestro país de un estudio como éste en el que se han analizado un amplio número de editoriales y no sólo en asignaturas relacionadas con las ciencias de la naturaleza, sino también con las ciencias sociales. Insistieron en que deberían tenerse más en cuenta a los profesionales de la educación ambiental en la redacción de estos manuales. Además, recalcaron la necesidad de este tipo de investigaciones para contribuir al fortalecimiento de una verdadera educación ambiental dentro de la educación formal, pues la escuela es el principal ámbito donde buscar el cambio personal que lleve a una nueva relación con nuestro entorno. Para ello, destacaron que el tratamiento de los temas ambientales en las aulas debe hacerse de forma transversal y no encasillado en asignaturas que se imparten de modo inconexo; debe hacerse de forma que despierte conciencias y transmita valores a los alumnos; de forma que promueva una mejora en las actitudes y no se limite a una mera transmisión de conocimientos.

martes, 28 de julio de 2015

Participación en el congreso anual ISEE 2015

Entre los días 23 y 26 de julio la cátedra participó en la reunión anual de la International Society for Environmental Ethics (ISEE), institución americana que agrupa las principales iniciativas relacionadas con la ética ambiental a nivel internacional.

En este congreso coordinamos una sesión especial titulada "Tradiciones religiosas y conservación ambiental", con la exposición de cuatro trabajos por parte de sus autores y una discusión general posterior. El principal objetivo de esta sesión era destacar dos claras conexiones entre las religiones y la conservación de la naturaleza. La primera de ellas se refiere a la cosmología particular que todas las religiones llevan consigo y que afecta a la visión sobre nuestro papel en el universo y cómo debemos relacionarnos con otras especies. El segundo aspecto se refiere a la esfera de la conducta personal, vinculada estrechamente a los hábitos de consumo y las prácticas de producción (que finalmente tienen impactos reflejados en la huella ecológica o la huella hídrica). Desde ambas perspectivas, los principios religiosos pueden ser relevantes para apoyar nuevas actitudes hacia la conservación del medio ambiente.

En primer lugar, el Prof. Emilio Chuvieco presentó a los asistentes la Cátedra de Ética Ambiental "Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno - Universidad de Alcalá", su trayectoria, fines y principales líneas de investigación. A continuación, entrando ya en el tema central de la sesión, analizó porqué es esencial considerar las tradiciones religiosas a la hora de enfrentar los problemas ambientales. Seguidamente presentó su trabajo "Is Christianity Responsible For Global Environmental Crisis?", el cual incluye argumentos tanto teóricos como empíricos ante esta pregunta. Los primeros, basados en la interpretación amplia de Génesis 1 y Génesis 2 según la tradición de la Iglesia Católica, y los segundos a partir de análisis realizados a nivel mundial relacionando el estado ambiental de los países con la religión oficial dominante en cada caso.

En segundo lugar intervino el Prof. Miguel Oliveira Panão (CITPR, Portugal) con su ponencia 
"Jesus-Eucharist: A Challenge To A New Environmental Awareness", en la que exploró las posibilidades que nos brindan la Eucaristía y la Comunión para ampliar nuestra comprensión de la relación que tenemos con la Creación. En este sentido, Oliveira resaltó el trabajo de John Zizioulas cuando considera al ser humano "sacerdote" o "guardián" de la Creación (Priest of Creation), y planteó que quizás, a través de la Comunión, en realidad nos convertimos en "hospedadores" de la Creación (Hosts of Creation).

El tercer ponente de la sesión fue el Prof. Francis Van Den Noortgaete (Universidad de Leuven, Bélgica) que presentó su trabajo "Iconicity And The Liturgical Experience Of Nature: A Hermeneutical-Ethical Appraisal". El ponente habló de la importancia de la hermenéutica ambiental para comprender la relación del ser humano con la naturaleza y cómo la conexión entre ambos puede propiciar en los humanos comportamientos "pro-ambientales". En este proceso, destacó la noción de iconicidad en la naturaleza (la naturaleza como icono), y también el trabajo de Jean-Yves Lacoste, quien habla de "experiencia litúrgica de la naturaleza", en la cual no hay sujeto/objeto, sino una "existencia como co-existencia", lo cual tiene claras implicaciones éticas.

Finalmente intervino la profesora Louke M. Van Wensveen (Centro de Etudios sobre Religión y Desarrollo, Holanda), con su ponencia "Religious Ritual And Ecological Virtue Cultivation". La profesora Van Wensveen enfatizó la importancia que tienen los rituales religiosos para cultivar las virtudes (algo que ha sido muy estudiado en ética religiosa) y analizó las posibilidades que tienen los rituales religiosos para propiciar actitudes virtuosas frente a la naturaleza no humana, y hasta qué punto es lícito utilizar las religiones para cultivar las actualmente denominadas "virtudes ambientales".

Reseña en la página web de la ISEE:

http://enviroethics.org/2015/08/15/isee-12th-annual-conference/


lunes, 13 de julio de 2015

CURSO DE VERANO 2015

CURSO DE VERANO
“DIMENSIONES ÉTICAS EN NUESTRA RELACIÓN CON LA NATURALEZA”
DEL 6 AL 9 DE JULIO DE 2015. HOSPEDERÍA DEL MONASTERIO DE POBLET

La hospedería del Monasterio de Santa María de Poblet acogió la tercera edición de los cursos de verano de la Cátedra de Ética Ambiental “Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno-Universidad de Alcalá”.

La semana pasada tuvo lugar el curso de verano “Dimensiones éticas en nuestra relación con la naturaleza”, el tercero que organiza la Cátedra de Ética Ambiental “Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno-Universidad de Alcalá”. En esta ocasión se desarrolló en el marco incomparable del Monasterio de Poblet (Tarragona), un área de especial interés ambiental y artístico.


El curso contó con 35 alumnos de distintas disciplinas (biólogos, ambientólogos, filósofos, abogados, politólogos, etc.), y un nutrido elenco de profesores y profesionales de distintas áreas. Se recibieron un total de 124 solicitudes de participación, notablemente mayor que otros años, lo cual es un claro indicativo del interés creciente por estos temas de estudiantes y técnicos de los más variados sectores.

El contenido estaba dividido en tres bloques que abarcaban las principales dimensiones de nuestra relación con el entorno (personal, social/territorial y espiritual), completados con otro  en el que se analizaron dilemas éticos ambientales, a través del método del caso y mediante  trabajos en grupo y exposiciones orales por parte de los alumnos. Se desarrollaron sesiones sobre relaciones entre ambiente y salud síquica y física, el desarrollo de la primera escuela en un bosque de nuestro país, las aportaciones de la ética ambiental a la empresa, a la planificación territorial y al ordenamiento jurídico. Se revisaron las aportaciones de las grandes religiones a la conservación ambiental, con particular énfasis en el papel de las comunidades monásticas en la gestión de espacios naturales.

Hubo varias actividades complementarias, como las sesiones nocturnas al aire libre de experiencias vivenciales de Odile Rodríguez De la Fuente, Josep María Mallarach y Pablo Martínez de Anguita, en las que la participación e intercambio de experiencias con los alumnos se pudo realizar en un marco más distendido y cercano. El prior del monasterio ofreció una visita guiada en la que explicó a los participantes las numerosas medidas de ahorro energético, gestión de residuos y otras similares que los monjes han adquirido en el marco del compromiso ambiental del monasterio y la hospedería, cuyo ámbito ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.


viernes, 3 de julio de 2015

Presentación del libro “Cuidar la Tierra. Razones para conservar la Naturaleza”.

El pasado 2 de julio tuvo lugar en la sede de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno la presentación del libro “Cuidar la Tierra. Razones para conservar la Naturaleza”. En el acto intervinieron: D. Javier de Cendra (Instituto de Empresa), D. Francisco Díaz Pineda (Universidad Complutense de Madrid), Dª. María Ángeles Martín Rodríguez-Ovelleiro (Universidad Rey Juan Carlos), D. Emilio Chuvieco Salinero (Universidad de Alcalá).

El Decano del Instituto de Empresa, D. Javier De Cendra, comenzó la presentación comentando cómo este libro complementa a otras obras que han tratado de dar respuestas a la crisis ambiental de nuestros días, acercándose de forma reduccionista a problemas como el cambio global. Según De Cendra, la pregunta clave es “¿cómo es posible que no podamos poner soluciones a una crisis de esta magnitud?”, y según el ponente, esto ocurre porque no es suficiente con la ciencias ambientales, la economía o la política. La raíz de la cuestión es que existen visiones muy distintas del problema desde el punto de vista cultural, religioso o ético, y hasta que estas dimensiones no se tengan verdaderamente en cuenta en el proceso, será muy difícil encontrar soluciones. De ahí que considera la aportación de este libro crucial en un momento como el presente.

El Catedrático de Ecología, D. Franciso Pineda indicó cómo el libro le había dejado “muy intranquilo” pero en sentido positivo. Explicó que ello era debido a que él siempre había creído tener muy claras las razones por las que hay que conservar la naturaleza. Por un lado, científicas, debido a su profesión. En segundo lugar, de corte utilitarista, en el sentido económico y considerando que los recursos naturales son indispensables para la vida del ser humano. Pero hizo hincapié en que el acercamiento a la problemática ambiental actual desde el punto de vista filosófico y religioso es todavía novedoso, y no se ha tenido suficientemente en cuenta por los científicos que estudian estos temas, entre los que se incluye. Por ello, manifestó que libros como éste sean de lectura muy recomendada por todos aquellos interesados y sobre todo las personas relacionadas profesionalmente con este ámbito. El profesor Pineda agradeció también que los autores hayan investigado el origen y significado de conceptos muy usados en ciencia pero que a veces se han descontextualizado o bien no se conoce realmente su origen y verdadero sentido.

La profesora María Ángeles Martín, autora del libro, destacó en su intervención que las soluciones a los problemas ambientales han ido apareciendo de forma muy lenta, fragmentada e insuficiente. De ahí que hoy más que nunca es necesario entender porqué conservar la Naturaleza, yendo a la raíz de la cuestión, que es el entendimiento de la relación entre el hombre y su entorno, para superar el debate ideológico estéril que ha encasillado el grave problema ambiental de forma muy simplificada. En este sentido, comentó que el primer paso es dejarse arrastrar por el asombro ante las maravillas de la Naturaleza, como hicieron los pioneros en los movimientos de conservación ambiental.


Finalmente, el también autor del libro, el Catedrático de Geografía Emilio Chuvieco, comenzó agradeciendo el interés de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno por el estudio y cuidado de la Naturaleza, y su inestimable apoyo a la hora de crear la primera cátedra de ética ambiental del país. Tras realizar un breve recorrido por el contenido del libro, destacó que en su opinión lo importante es estudiar las verdaderas causas de nuestro comportamiento ante la naturaleza, que responden a distintas visiones filosóficas y teológicas, sobre las que a veces no reflexionamos lo suficiente. Así, el enfrentamiento a los problemas ambientales exige más que normas técnicas, leyes o directivas, algo más que la imposición de la costumbre de tirar los residuos a un contenedor u otro.

La solución pasa por estudiar en profundidad el origen de estos hábitos, el porqué actuamos de un modo u otro y cómo podemos enfrentar de forma tanto individual como colectiva los problemas ambientales. En este sentido, resaltó que quizás un aspecto novedoso del libro es la inclusión de la aportación de las grandes religiones a la conservación ambiental, puesto que actualmente aproximadamente el 90% de la población mundial se considera creyente y en función de cómo estas creencias afectan a los hábitos de vida e imponen normas éticas sobre el cuidado de la naturaleza y el conjunto de seres vivos, suponen un importante aliado a tener en cuenta para solucionar los retos ambientales del futuro. El profesor Chuvieco se mostraba de acuerdo con el resto de ponentes en que la respuesta debe ser integral, y por ello también hay que tener en cuenta las tradiciones religiosas de la humanidad. Finalmente, indicó que con el libro se ha tratado de dar un mensaje positivo ante esta situación –algo que no suele ser muy común cuando se habla de los problemas ecológicos–, y destacó varias citas de la nueva encíclica del Papa Francisco dedicada al medio ambiente Laudato si', la cual, a la vez que incluye un acertado diagnóstico sobre los dilemas actuales, supone un soplo de esperanza para todos –creyentes y no creyentes– y una fuente de inspiración para superarlos.

domingo, 21 de junio de 2015

La conversión ecológica

Después de una expectación inusitada para un documento de la Iglesia católica, por fin se publicó el pasado jueves la encíclica “Laudato si”, la primera que escribe completamente el Papa Francisco (la Lumen Fidei había sido ya incoada por Benedicto XVI). Se trata de un documento sumamente interesante, que toca temas muy de fondo y está bellamente escrito. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto leyendo un documento (y leo unos cuantos semanalmente!).
Lo primero que me parece necesario destacar es el tema principal de la Encíclica: la ecología, el cuidado de la Creación. Algunos católicos podrían preguntarse por qué escribe el Papa sobre un tema poco relevante, marginal al mensaje central de la Iglesia. Algunos no católicos podrían preguntarse por qué escribe el Papa sobre un tema que no le compete, marginal a una cuestión que es principalmente ética y científica. Espero que ambos venzan el rechazo inicial y lean la Encíclica, pues ciertamente su reticencia tal vez muestra que debería conocer con más profundidad la historia y la teología católica. Hablar de ecología es hablar de una naturaleza que consideramos creada por Dios, y eso la imbuye de una trascendencia que lleva consigo una actitud muy distinta ante el ambiente. Quien considera a la naturaleza como un regalo de Dios, quien aprecia el valor sagrado de lo material que se nos evidencia en la Encarnación de Jesucristo y en los Sacramentos que nos legó, quien repasa la historia de convivencia secular entre los ascetas cristianos y el medio natural en el desarrollaron su encuentro con Dios, no se sorprenderá tanto por la encíclica del Papa Francisco.
Para los católicos que puedan sentir una cierta pereza a leer un documento de 180 páginas, les recomiendo un simple párrafo: “Pero también tenemos que reconocer que algunos cristianos comprometidos y orantes, bajo una excusa de realismo y pragmatismo, suelen burlarse de las preocupaciones por el medio ambiente. Otros son pasivos, no se deciden a cambiar sus hábitos y se vuelven incoherentes (…) Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana” (n. 217). Hay muchas razones en el documento para justificar por qué es parte esencial de la experiencia cristiana.
Para los ambientalistas que se han olvidado que somos parte de la naturaleza y que consideran al ser humano como cáncer del planeta, baste este párrafo:  “No puede ser real un sentimiento de íntima unión con los demás seres de la naturaleza si al mismo tiempo en el corazón no hay ternura, compasión y preocupación por los seres humanos. Es evidente la incoherencia de quien lucha contra el tráfico de animales en riesgo de extinción, pero permanece completamente indiferente ante la trata de personas, se desentiende de los pobres o se empeña en destruir a otro ser humano que le desagrada. Esto pone en riesgo el sentido de la lucha por el ambiente” (N. 91).
Los retos ambientales son demasiado grandes para ignorarlos (“El ritmo de consumo, de desperdicio y de alteración del medio ambiente ha superado las posibilidades del planeta, de tal manera que el estilo de vida actual, por ser insostenible, sólo puede terminar en catástrofes”, N. 161). La implicación es de todos; no puede dejarse únicamente a los que tienen poder en el mundo, porque las consecuencias las están sufriendo todos los seres humanos, particularmente los más pobres. El Papa, profundizando en una propuesta que hizo Juan Pablo II y reafirmó Benedicto XVI, nos invita a una “conversión ecológica”, que llevará a un cambio efectivo de actitudes ante el medio, y a la vez a un conjunto de decisiones concretas que hagan nuestra vida mucho más frugal, que rompan con el espejismo de que la felicidad está ligada a la posesión de bienes materiales (“Mientras más vacío está el corazón de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir” N. 204), que exijan a nuestros gobernantes un compromiso serio con los acuerdos internacionales, aunque eso afecte a nuestro ritmo absurdo de consumo. La economía no puede ser el único criterio de decisión.  Hay costes a largo plazo que no se consideran, hay valores mucho más importantes. La política no puede estar al servicio de la economía, ni mucho menos de la economía especulativa, de las finanzas como fin.
Me preguntaban ayer en una entrevista radiofónica qué me había sorprendido más de la Encíclica. Probablemente , lo que el Papa llama espiritualidad ecológica, que liga esa conversión no sólo a un nuevo estilo de vida, sino también a un cambio cultural más profundo. Nos está invitando el Papa a romper con el egoísmo personal, a pensar más en los demás, en los de ahora y lo que vendrán después, a disfrutar de la belleza de la Creación y a dar gracias a Dios por ella. Esto requiere cambios personales: que cada uno lea la encíclica y haga examen. El texto no es un catálogo de buenas prácticas, sino una llamada a la conciencia personal. Acaba con un tono esperanzado: podemos vencer ese egoísmo, no estamos determinados por nuestras flaquezas, porque no todo depende de nosotros, también de un Dios que está empeñado en que seamos felices, que nos recuerda siempre esos valores que realmente nos dan la felicidad. Acaba el Papa implorando a Dios por ese cambio con dos oraciones que emocionan, uniéndonos a creyentes de otras tradiciones espirituales, y a los demás cristianos, pues la plegaria es parte vital de esa conversión.
Oración por nuestra tierra:  “Dios omnipotente, que estás presente en todo el universo y en la más pequeña de tus criaturas, Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe, derrama en nosotros la fuerza de tu amor para que cuidemos la vida y la belleza. Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas sin dañar a nadie. Dios de los pobres, ayúdanos a rescatar a los abandonados y olvidados de esta tierra que tanto valen a tus ojos.  Sana nuestras vidas, para que seamos protectores del mundo y no depredadores, para que sembremos hermosura y no contaminación y destrucción. Toca los corazones de los que buscan sólo beneficios a costa de los pobres y de la tierra. Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa, a contemplar admirados, a reconocer que estamos profundamente unidos con todas las criaturas en nuestro camino hacia tu luz infinita. Gracias porque estás con nosotros todos los días. Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha por la justicia, el amor y la paz”.

Emilio Chuvieco Salinero (20/06/2015)
Director de la Cátedra de Ética Ambiental FTPGB-UAH
http://razonyalegria.blogspot.com.es/

miércoles, 13 de mayo de 2015

Ética y Medicina Ambiental

El pasado 12 de mayo finalizó el ciclo de seminarios sobre ética ambiental que la cátedra ha organizado durante este curso académico 2014/2015. En el mismo se ha invitado a expertos de diversos ámbitos relacionados más o menos directamente con dilemas ambientales de nuestros días, con el objetivo de buscar y clarificar la relación que la ética ambiental tiene con dichos ámbitos.
En la última conferencia, titulada “Ética y Medicina Ambiental: el décimo paradigma”, la Dra. Pilar Muñoz-Calero comenzó hablándonos de su propia historia personal y cómo el padecimiento de una grave enfermedad con claras causas ambientales le llevó, tras su recuperación, a dedicar su vida al estudio y divulgación de la Medicina Ambiental.

Posteriormente, la doctora nos introdujo a esta disciplina, comentando lo que podría considerarse una obviedad pero que actualmente nuestra sociedad parece haber olvidado: es absurdo pensar que nuestro cuerpo no interacciona constantemente con todo lo que le rodea. Y en nuestras sociedades modernas, en general nos rodean multitud de sustancias sintéticas que son ajenas a la vida y ante las cuales nuestro cuerpo experimenta un rechazo, aunque también pone en marcha sus mecanismos de defensa. Sin embargo, en algunos casos la carga corporal de contaminantes es tal que un pequeño añadido más suele desencadenar reacciones agresivas y enfermedades graves.
Sobre ello, la doctora nos indicó que cada vez se está evidenciando la existencia de un mayor número de enfermedades relacionadas con los contaminantes que hay en el medio, fundamentalmente afecciones crónicas, degenerativas, inflamatorias y de hipersensibilidad. Al parecer, el número de afectados está creciendo exponencialmente.
Respecto al diagnóstico que los especialistas realizan, nos indicó que es específico de cada caso. Se trata de una evaluación exhaustiva que incluye investigar el entorno del afectado, su casa, su lugar de trabajo, sus antecedentes familiares (pues algunos contaminantes pueden pasar de padres a hijos), etc. Como se ve, no es un diagnóstico fácil, ni tiene una cura cómoda en forma de pastilla. Como ejemplo práctico, la doctora completó la ponencia con una consulta figurada a un miembro del público que participó como voluntario.

La solución pasa por un cambio de hábitos total, incluyendo por supuesto los patrones de consumo (también de medicamentos), alimentación, costumbres, etc. En conexión con la ética ambiental, manifestó que en su opinión hoy en día debemos redefinir el concepto de “necesario”, porque realmente hay pocas cosas realmente necesarias. Y el consumo desmedido actual no sólo nos afecta ambientalmente, económicamente o socialmente -de forma más o menos directa-, sino sobre todo deteriorando nuestra salud. En este sentido, indicó que existe una responsabilidad individual, pero también de las autoridades y demás organismos, faceta en la cual también trabajan desde la fundación que preside la doctora, y que organiza el próximo "Congreso de Medicina Ambiental 2015", a celebrarse entre el 5 y el 7 de junio en Brunete (Madrid).

lunes, 4 de mayo de 2015

Tecnología de escala humana

Hace varios años, uno de los científicos que descubrió los procesos que deterioran la capa de ozono, Paul Crutzen, posteriormente galardonado con el premio Nobel de la paz, propuso introducir un nuevo periodo geológico, que denominó Antropoceno, por estar caracterizado por la presencia generalizada de la actividad humana, que afecta ya a una variada gama de procesos climáticos, geológicos, biogeográficos o edáficos, hasta el punto que ya difícilmente puede hablarse de paisajes que no tengan, de una u otra forma, la impronta humana.
Paralelamente, otros científicos sociales, comienzan hace menos años a hablar de una nueva era histórica, en la que buena parte de los procesos de mayor calado están asociados al uso y el influjo de la tecnología. No estoy seguro que así sea, pero me parece indudable que el impacto de la tecnología es mucho más hondo que el uso o maluso de unos determinados aparatos. La información se mueve con una rapidez y extensión nunca vista en la Historia, los sucesos se aceleran, el conocimiento difícilmente se reposa, nuestros modos de aprender y de enseñar cambian tan rápidamente que apenas somos conscientes de su influjo.
Si la acción humana tiene una escala temporal absolutamente desproporcionada respecto a cualquier proceso natural (baste con pensar que estamos consumiendo en apenas tres siglos, los combustibles que tardaron más de 300 millones de años en formarse), la tecnología acelera todavía más nuestro cronómetro vital. Sigo sorprendiéndome a mí mismo cuando pienso que una máquina de apenas tres años de vida es algo "obsoleto", que ya no se fabrica, y -por tanto- de lo que no hay piezas de repuesto. La "cultura del descarte", que comienza aplicándose a la tecnología -singularmente a los móviles o los ordenadores- ahora se extiende también a otras máquinas y, lo que es mucho más grave, a las personas. Se habla de personas que están "desactualizadas", que ya no encuentran sitio en el "mercado de trabajo" porque no conocen las herramientas que rigen los procesos. Así las cosas, hemos pasado del necesario interés por "estar al día", por conocer el mundo que nos rodea, al necesario "reciclaje profesional", imagen de un objeto que cambia de uso y de esencia (una botella de vidrio pasa a ser un vaso o un recubrimiento para el aire acondicionado). El ritmo de la tecnología se marca por los gigantes de las TIC (cuatro de las diez empresas más grandes del mundo pertenecen a las tecnologías de la información: Apple, Google, Facebook, Microsoft), que nos convencen todos los días de que necesitamos subirnos a una máquina que va mucho más rápido que nosotros mismos, que nos acaba produciendo desasosiego: la máquina pasa de ser herramienta, medio, a protagonista, fin. Se adaptan los procesos al aparato en lugar del aparato a los procesos; muchas veces no nos simplifica la vida, nos la complica.
No soy tecnófobo, trabajo habitualmente con ordenadores, uso un móvil, estoy escribiendo en un medio digital, pero tampoco soy tecnólatra, sigo pensando que las máquinas están para ayudarnos, no para dedicarles nuestra vida. En la medida en que es una herramienta, estupendo; en la medida en que nos centra una atención que sólo los demás merecen, se precisa mayor capacidad de autocontrol. Sin un sano espíritu crítico, estamos alimentando una generación de niños y niñas tecnodependientes, que no leen ni piensan: sólo ven y escuchan; que no interactúan con quienes tienen al lado, sino con quienes están escondidos tras una pantalla.

Emilio Chuvieco (26-04-2015)
Director de la Cátedra de Ética Ambiental FTPGB-UAH
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miércoles, 22 de abril de 2015

Ética, Economía y Economía Ambiental

El pasado martes 21 de abril asistimos a la conferencia “Ética, Economía y Economía Ambiental”, conducida por el profesor Diego Azqueta, Catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Alcalá. El ponente comenzó con una breve introducción histórica sobre la aparición de la ética en el mundo de la economía a mediados del siglo XIX, en una disciplina hasta entonces dedicada mayormente a desentrañar el funcionamiento de las sociedades y sistemas de producción que se consideraban regidos por un orden inmutable. En aquel entonces, John Stuart Mill afirmó que si bien las leyes de la producción no se podían cambiar, las de la distribución entre las personas, sí. Comenzó entonces la economía a plantearse cuándo y de qué forma introducir mejoras en la distribución, que revirtieran en beneficio de la sociedad. Otra figura importante de quien habló el profesor Azqueta fue Jeremy Bentham que, en su búsqueda por la fundamentación de la ley, sostenía que el legislador debe buscar el máximo bienestar para el mayor número de personas, un principio utilitarista que ha dominado la economía casi hasta nuestros días. El ponente disertó acerca de cómo esta base utilitarista, e incluso la tan conocida premisa de racionalidad económica, presentan debilidades por sí mismas ya que podrían llevar a soluciones éticamente indefendibles. Estas debilidades, según Azqueta, se han tratado de solucionar en la economía de diversos modos, como por ejemplo introduciendo la Teoría de la Justicia de Rawls o el Índice de Desarrollo Humano a partir de las ideas de Amartya Sen.

Respecto a la economía ambiental, el ponente resaltó el aumento de complejidad al pasar de tener que considerar sólo los dilemas morales entre seres humanos, a conceder consideración moral al resto de la biosfera. Ante esta nueva situación, expuso cómo en su opinión hay tres grandes líneas de pensamiento con distintas consecuencias prácticas. Por un lado, la más aceptada es la postura antropocéntrica, que en economía ha recibido las mismas críticas que el antropocentrismo filosófico en general. En segundo lugar, destacó el movimiento de los derechos de los animales, cuyos principios podrían extenderse a todos los individuos vivos o incluso a entidades inanimadas, pero que en su opinión aplicadas estrictamente podrían llevar a unas consecuencias indeseadas, no sólo económicamente sino también ambientalmente. Por último, expuso cómo la Ética de la Tierra y el Biocentrismo en general tienden hacia una incorrección lógica conocida como “falacia naturalista” (derivar leyes morales de las leyes naturales). El ponente concluyó indicando que quizás ninguna de las posturas ofrece la solución a todos los problemas, pero que lamentablemente es difícil conjugar los principios de todas ellas –muchas veces radicalmente opuestos– para conseguir resultados y decisiones óptimas.

El debate posterior giró en torno a cuestiones a veces controvertidas: cómo se enfrenta la economía a los límites reales de los recursos naturales y de la propia biosfera, la introducción del concepto de “patrimonio natural” que ya no sólo es valorado en términos monetarios o utilitarios, la valoración económica de los servicios ecosistémicos o el conocido como Crecimiento Cero.


martes, 31 de marzo de 2015

Ecología humana

Hace unos días participé en una mesa redonda sobre ética y ecología profunda, en el marco del congreso de la asociación española de educación ambiental. Mis compañeros de mesa intentaron mostrar cómo la educación más auténtica debería tender a cambiar las actitudes y los valores de quienes nos escuchan, haciéndolos más cercanos al Bien, a la Virtud. Esto sirve para cualquier contenido educativo, que no debería sólo informar -dar conocimientos- sino servir de reflexión-conversión personal. En el terreno de la educación ambiental, me parece que esto es especialmente cierto. Si los valores que transmitimos se limitan a que los estudiantes tiren los residuos a distintos contenedores o reduzcan su consumo de agua, estamos -a mi modo de ver- limitando mucho los horizontes de una educación ambiental, que debería más bien orientarse a cambiar la actitud de nuestros alumnos y alumnas hacia el ambiente. Esto requiere llegar a las emociones, pues el ser humano no sólo es razonamiento, también es pasión, corazón, empatía. Si se consigue conectar con ese nivel vital, nuestros estudiantes cambiarán como consecuencia sus formas de vida, tendrán una relación más respetuosa -incluso amorosa- con el medio y encontrarán formas concretas de custodiarlo de una manera más eficaz.

El segundo aspecto relevante en la educación ambiental es reflexionar por qué necesitamos hacer esa conversión y qué marco ético tiene. Para empezar a hablar, necesitamos aclarar qué es exactamente la naturaleza y qué razones de fondo nos llevan a conservarla. Si la naturaleza es todo aquello donde no viven personas, el ser humano debería apartarse del medio como primera medida conservacionista. Si, por el contrario, asumimos que el hombre también es parte del ambiente, su papel es mucho más integracionista. Si asumimos que la Naturaleza es lo que las cosas son -como han sido "diseñadas"-, cualquier alteración injustificada del medio será de principio rechazable. Pero eso aplica no sólo a la Naturaleza externa, sino también a la nuestra, a la humana. En este sentido, me parece clave fomentar los vínculos entre ecoética y bioética, pues a mi modo de ver son parte de lo mismo: de un respeto profundo hacia cómo las cosas son, hacia la ley natural en pocas palabras. En consecuencia, si debe extremarse la precaución para evitar los impactos negativos de manipulaciones genéticas en los alimentos que comemos, también debería hacerse -y con más razón si cabe- para evitar alternaciones de la genética humana: no veo mucho sentido a oponerse al maíz transgénico y admitir a la vez la manipulación de embriones humanos.
Cualquier modificación de la naturaleza acaba teniendo consecuencias, en la erosión del suelo, en la contaminación del agua o del aire, pero también en la ecología humana. Como bien decía uno de los ponentes de la mesa redonda a la que me refería al inicio, el uso masivo de la pildora anticonceptiva tiene efectos perniciosos sobre nuestra fisiología y sobre el ambiente: la diseminación indiscriminada de residuos de estos medicamentos, que no son filtrados por los procedimientos habituales de tratamiento del agua está afectando a muchas especies, además de a la nuestra, con un impacto mucho mayor del habitual de cáncer de útero y otras disfunciones ligadas a ese tratamiento hormonal. No es sólo una cuestión moral, también ambiental, aunque ambas cuestiones -en el fondo- están íntimamente ligadas.

Dr. Emilio Chuvieco (22-03-2015)
Director de la Cátedra de Ética Ambiental
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¿Y cuánto planeta nos queda?

¿Y CUÁNTO PLANETA NOS QUEDA? (I)

Escuché el pasado jueves un seminario en la universidad donde trabajo. El profesor invitado nos hablaba de la creciente disfunción entre los recursos que consumimos y los disponibles en nuestro planeta. Se detenía particularmente en el caso de la energía, mostrando cómo las reservas de combustibles fósiles disponibles son cada vez más remotas y, por tanto, más difíciles y caras de explotar, además de seguir contribuyendo a realzar el efecto invernadero que puede sumirnos en una situación futura de colapso climático.
Coincido en la mayor parte de lo que allí se presentó, pero una vez más tuve la impresión de que la crítica al modelo económico actual no culmina con una propuesta de alternativas realistas. Estoy convencido de que este modelo económico y social es inviable, tanto ambientalmente como humanamente: ni es amigable con la Tierra, ni con nosotros mismos (en el fondo las dos cosas van de la mano). El problema que siempre me planteo al leer o escuchar hablar de estos temas es qué hacer al respecto. Me parece que las propuestas que se plantean no son viables por ser, a mi modo de ver, simplistas, utópicas o inhumanas. Resumiendo las cosas, me parece que las alternativas que suelen plantearse van en las siguientes direcciones (no necesariamente contrapuestas, a veces inclusivas):
1. Cambiar el sistema económico capitalista por otro, pero no se sabe bien cuál, pues obviamente el sistema marxista no sólo ha sido nefasto para la libertad de las personas, sino también ha llevado consigo daños ambientales descomunales (basten de ejemplo, entre otros miles, Chernobyl o la presa de las Tres Gargantas). ¿Hay algún sistema económico realmente alternativo al capitalismo? ¿Cuándo se habla de capitalismo, se habla del capitalismo financiero, del de mercados, del social, del de estado, o simplemente se está uno refiriendo al egoísmo-avaricia que guía muchas veces el sistema económico actual?
2. Volver al periodo pre-industrial, en donde supuestamente nuestro impacto en los recursos era menor. Me temo que esto es recuperar el "mito del buen salvaje", algo trasnochado ya. Evidentemente los pueblos indígenas aportan un tesoro invalorable de sabiduría del que debemos aprender, además de respetar sus formas de vida, particularmente frente a la agresión de quienes vulneran sus derechos de tierra, pero creo que no tiene sentido plantear un retorno del tiempo. Además, no seamos simplistas: el equilibrio de las sociedades pre-industriales con el ambiente también ha tenido momentos de crisis, como documentan algunos especialistas (extinción de grandes mamíferos en América tras la entrada de las primeras poblaciones humanas, colonización de Oceanía, final de la cultura Maya...).
3. Eliminar población. Si el problema es un consumo excesivo de recursos, la solucion pasaría por eliminar a las personas que los consumen. Esto es lo que se conoce como ecologismo antihumanista. Alguien tan estimado como Jacques Cousteau llegó a afirmar que: "La población mundial debe estabilizarse, pero para lograr esto tendríamos que eliminar a 350.000 personas cada día. Es un planteamiento tan horrible que no deberíamos ni mencionarlo. Pero la situación en la que nos encontramos es lamentable". Los partidarios de esta postura no dicen, claro está, como hacerlo, ni a quien eligirían para acumular esa cifra. Además, suele responsabilizarse del crecimiento mundial de la población a los países en desarrollo, que tienen tasas más altas de natalidad, pero naturalmente no dicen nada de los recursos que utilizan ellos, frente a los que usamos en países desarrollados. Si comparamos la huella ecológica de India y EE.UU., por ejemplo, la población de este último sería equivalente a casi tres veces la de la India, que tiene cuatro veces más población en números absolutos.
¿Qué hacer entonces? Permitidme el suspense, pero como la entrada me ha quedado un tanto larga, me reservo para aportar algunas ideas sobre la "conversión ecológica" que esta sociedad necesita en la siguiente.

Dr. Emilio Chuvieco (01-02-2015)
Director de la Cátedra de Ética Ambiental
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¿Y CUÁNTO PLANETA NOS QUEDA? (II)

Comentaba en mi entradade la semana pasada que vivimos en una crisis ambiental ante la que no caben soluciones fáciles o pasajeras. Cuando hay crisis económica, aunque sea tan profunda como la nuestra, los efectos se notan enseguida, y la tentación es optar por soluciones rápidas que no van al fondo del problema porque el fondo requiere cambios de mucho más calado. En el caso de la crisis ambiental, mucho más profunda que la económica, los efectos no se observan a corto plazo, sino en tendencias mucho más largas, que a veces se nos escapan, y sólo somos conscientes cuando ocurren de modo catastrófico (inundaciones, olas de calor o de frío, sequías extremas....). Lo más grave de la crisis ambiental es que cuando sea tan evidente que todos la observen, será demasiado tarde para actuar. Como las potenciales consecuencias son muy graves (por ejemplo, si el deshielo creciente de Groenlandia fuera completo se incrementaría el nivel del mar siete metros, lo que supondría la anegación de ciudades en las que hoy viven miles de millones de personas), es preciso tomar medidas serias y de largo plazo, aplicando simplemente el principio de precaución. El problema está precisamente en cuáles son esas medidas, el diagnóstico está ya bastante claro, pero el tratamiento nos resulta tan "doloroso" de aplicar que acabamos por enterrar la cabeza como el avestruz.
Naturalmente que no tengo la solución mágica a una crisis que se ha gestado en cientos de años y se acelera en las últimas décadas, pero sí me parece obvio que cualquier medida que apliquemos no será eficaz si no cambiamos nuestra actitud a la naturaleza. Hemos vivido milenios pensando que el ambiente es simplemente una fuente de recursos, una despensa que basta usar a placer y que se recompone automáticamente. Ahora nos damos cuenta que la despensa empieza a estar vacía y que algunos de los recursos allí almacenados no tienen aspecto muy saludable. Me parece que el problema no se arregla sólo consumiendo menos y reponiendo más en la despensa, sino más bien empezando a considerar que esa despensa también es el lugar donde vivimos, nosotros y quienes vendrán, además de ser nuestro mejor teatro, que nos enriquece el espíritu; nuestra más refinada escuela, donde aprendemos a vivir con los demás y nosotros mismos; nuestro mejor templo, donde contemplamos vivamente las obras de Dios, y nuestro hospital más eficaz, ya que nuestra salud depende de la salud del entorno. En suma, me parece que la crisis ambiental sólo se resolverá cuando empezamos a considerarnos parte de la naturaleza y no solo usuarios o habitantes extraños. Tenemos muchas razones para hacerlo, en bien de nuestros congéneres,  de quienes habitarán la Tierra en el futuro, de otras especies, pero también de nosotros mismos. Hemos pagado un alto precio por ausentarnos de la Naturaleza, por vivir de espaldas a ella, por olvidarnos que nosotros también somos Naturaleza, y que la felicidad última consiste en vivir en armonía con lo natural y con nuestra naturalidad, en seguir lo que somos en lugar de inventarlo, de convertirnos en máquinas. Buscamos la felicidad en cosas cada vez más esotéricas, pero me parece que la felicidad es mucho más accesible, basta buscar en nosotros mismos y descubrir lo que somos, procurando que nuestra vida sea cada vez un mejor reflejo de lo que está llamada a ser.

Dr. Emilio Chuvieco (08-02-2015)
Director de la Cátedra de Ética Ambiental
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La felicidad sólo es real cuando se comparte

En el marco de un ciclo de cine sobre ética ambiental que he organizado desde la cátedra he podido ver de nuevo la película "Into de Wild", traducida en español como "Hacía rutas salvajes". Basada en una historia real, cuenta la trayectoria vital de un jóven norteamericano, Christopher McCandless, que decepcionado por el ambiente familiar y educativo en el que vive, decide dejar todo e iniciar un viaje que le acabará llevando a Alaska, que anhela como el único destino donde finalmente encontrará la felicidad. En ese viaje, Chris tropieza con diversos personajes que le ofrecen la amistad y el cariño que había añorado en su ambiente, pero prefiere no comprometerse con ninguno y continuar su viaje hasta los parajes más solitarios de Alaska. Tras el encuentro con la belleza y la soledad de un entorno natural que le fascina y que parece confirmar esa felicidad perfecta, comienza a descubrir las limitaciones del entorno y las propias para adaptarse a un paisaje muy bello pero también muy hostil.  El final resulta trágico, pues cuando se convence que la felicidad no está tanto en el exterior sino en su propio interior y decide volver, se encuentra con la insalvable barrera del río en crecida. Mermadas sus escasas provisiones y en periodo difícil de caza, acaba moriendo famélico e intoxicado por unas plantas que confunde con patatas silvestres. 
La película sugiere muchos temas, sirve de reflexión sobre el sentido último de la vida, la búsqueda de la felicidad que todos añoramos, las relaciones humanas, nuestra relación con el entorno... Somos seres sociales y necesitamos a los demás, aunque el protagonista parece no darse cuenta hasta que es demasiado tarde. Sin duda me quedo con la última frase que escribe en su diario: "La felicidad sólo es real cuando se comparte". ¿Quiere esto decir que sólo podemos ser felices cuando estamos con alguien, que la soledad no es fuente de gozo, o incluso que sólo somos felices cuando lo comunicamos a los demás? En mi opinión, lo mas hondo de esa frase es que la felicidad no puede empezar y terminar en nosotros mismos; dicho de otra forma, que sólo quien se abre a los demás puede ser realmente feliz. Quien busca la felicidad sólo para sí mismo, en sí mismo, consigo mismo, seguramente acabará infeliz. La soledad es necesaria en momentos, necesitamos la paz interior que sólo da el silencio, pero es un estado transitorio. ¿Pueden ser felices los ermitaños, quienes eligen vivir solitariamente? Creo que sí, pero no porque vivan solos, sino porque viven con Dios, en Dios, si El les llama por ese camino, que no es naturalmente el de la mayor parte. No es lo mismo vivir solo que ser solitario, no es lo mismo buscar la soledad para remansar nuestro espíritu que buscarla por comodidad o egoísmo. Hay algo de nosotros que está inacabado y necesitamos a los demás para completarlo, primero en nuestro espíritu, en el trato de intimidad con Dios, luego en quienes Dios nos pone cerca. De su felicidad depende la nuestra, de nuestro empeño por hacerles felices, nuestro propio gozo. La generosidad abona la alegría, el egoísmo la neutraliza. 

Dr. Emilio Chuvieco. 07-12-2014
Director de la Cátedra de Ética Ambiental
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martes, 17 de marzo de 2015

Participación en el V Congreso Internacional de Educación Ambiental

La semana pasada se celebró en Madrid el V Congreso Internacional de Educación Ambiental, organizado por la Asociación Española de Educación Ambiental, con esta cátedra como entidad colaboradora. El sábado día 14 tuvo lugar un panel de expertos titulado “Ecología profunda, ética y educación ambiental”, en el que participaron D. Josep María Mallarach, miembro de las Comisiones de Áreas Protegidas y de Políticas Ambientales de la UICN, D. Pedro Burruezo, director de la edición para España de la revista The Ecologist, y D. Emilio Chuvieco, Director de la Cátedra de Ética Ambiental FTPGB-UAH.


Los ponentes reflexionaron sobre la relevancia en nuestros días de los preceptos de la corriente denominada como Ecología Profunda, de cara a acometer de forma realista los problemas ambientales del mundo de hoy. En este sentido, es esencial una reflexión sobre las verdaderas causas de los problemas, y no dedicarse únicamente a paliar los síntomas o consecuencias sobre el entorno. Entre las causas que se mencionaron, destacan el excesivo antropocentrismo, el racionalismo, el mecanicismo, el consumismo, el individualismo y el desarrollismo basado en la errónea idea del crecimiento ilimitado. Aunque los ponentes también puntualizaron que habría que matizar algunos preceptos de la Ecología Profunda, como por ejemplo el referido a la población mundial. En este sentido, desde la mesa se afirmó que la solución no es la reducción de la población, sino la reducción del consumo. Si bien la Ecología Profunda indica que todos los seres vivos tienen valor y derecho a la vida, hay que tener en cuenta que el ser humano tiene mayor valor, pero también mayor responsabilidad, con lo cual su papel en la resolución de los problemas ambientales es central, como es obvio.

Respecto a la relación entre la ética y la educación ambiental, también se destacó que es necesario profundizar en una educación que trate de emocionar, de contar no sólo con la parte racional del ser humano, sino sobre todo con su parte espiritual. Son necesarias experiencias memorables, que conmuevan y de este modo supongan cambios profundos en los seres humanos sobre todo desde el corazón, sin negar la necesaria parte racional del proceso educativo. Es de especial interés que estos nuevos lenguajes educativos apelen a facultades humanas como la inteligencia emocional y la inteligencia espiritual.

A este respecto, se resaltaron las aportaciones que pueden hacer las tradiciones religiosas de la humanidad, en tanto recogen una visión sagrada de la naturaleza, y ponen por delante de todos los derechos que podemos tener, nuestro deber como custodios responsables del mundo. En las últimas décadas, tanto desde la filosofía como desde las religiones mayoritarias a nivel mundial, se ha producido un acercamiento hacia los problemas ambientales, realizándose aportaciones que también deberían servir para enriquecer la positiva labor que desde la educación ambiental se ha venido desarrollando.

Por otra parte, la participación de la cátedra en el congreso también se completó con la presentación de una comunicación referente al estudio recientemente finalizado sobre "Valores y enfoques ambientales en la enseñanza secundaria obligatoria a través de los libros de texto", promovido desde esta cátedra con la participación de diversos profesionales.


viernes, 13 de marzo de 2015

"ESTAMOS EXPERIMENTANDO UN PROGRESO HACIA LA INSOSTENIBILIDAD"

El pasado jueves 12 de marzo participó en el ciclo de Seminarios Sobre Ética Ambiental el Dr. Josep María Mallarach, miembro de las Comisiones de Áreas Protegidas y de Políticas Ambientales de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). En su conferencia, titulada "¿Por qué son relevantes los valores culturales y espirituales en la protección del medio ambiente?", comenzó planteando la crisis global que enfrenta la humanidad, que no es sólo económica o ecológica, sino también social, cultural y espiritual, caracterizada por una fuerte pérdida de valores.

Tras discutir sobre el origen en tiempo y lugar de esta crisis, expuso que todas las perspectivas negativas que se han estudiado por los distintos organismos internacionales al parecer siguen su curso. Hasta el momento, ninguna ha podido ser revertida, lo cual nos conduce a un “progreso hacia la insostenibilidad”. 

El ponente hizo así mismo hincapié en la importancia que para revertir este proceso tiene el aspecto religioso, dado que aproximadamente el 85% de la humanidad practica alguna religión y todas tienen componentes éticos que plantean cómo debe ser el comportamiento virtuoso del ser humano con sus semejantes y con la naturaleza. Resaltó el hecho de que en todas las cosmovisiones tradicionales la naturaleza siempre ha tenido valor intrínseco y nunca se ha considerado como un mero recurso, visión ésta que caracteriza la sociedad occidental aproximadamente desde el siglo XVIII y que ha desprovisto a la naturaleza de todas sus dimensiones salvo la material, la única mensurable y comercializable.

Planteó también cómo este reduccionismo nos está haciendo perder la posibilidad que nos brinda la naturaleza de satisfacer no sólo nuestras necesidades materiales, sino otras más profundas. Ocurre que esa dimensión material es limitada, pero otras como la dimensión espiritual son ilimitadas y son las que nos hacen verdaderamente humanos. 
Finalmente, el ponente expuso cómo actualmente se está experimentando un redescubrimiento de los valores insertos en las distintas tradiciones religiosas, con el objetivo de buscar ciertos valores universales, compartidos por todos, que nos ayuden no sólo en la conservación del medio ambiente, sino también a llevarla a cabo dentro de una vida plena. Para ello, Mallarach considera que hay que redefinir la idea de “progreso”, hasta ahora mal entendida, y buscar un verdadero progreso que sea beneficioso tanto para la humanidad como para la biosfera, y que tenga en cuenta todas las dimensiones del ser humano.

miércoles, 18 de febrero de 2015

LA CREDIBILIDAD DE LAS POLÍTICAS SOBRE CAMBIO CLIMÁTICO DE LA UE

El pasado 17 de febrero, dentro del ciclo de seminarios sobre ética ambiental, tuvo lugar la conferencia "El marco político y jurídico sobre el cambio climático en la UE: algunas reflexiones sobre su credibilidad con vistas a la COP-21 en Paris", a cargo de D. Javier de Cendra, Decano del IE Law School.

En ella, el ponente realizó un repaso histórico de las negociaciones sobre el cambio climático a nivel internacional de las últimas décadas, deteniéndose sucesivamente en los distintos tipos de negociaciones que han tenido lugar, las diferencias entre los países ricos y los países en vías de desarrollo, y las posiciones que han ido asumiendo las partes contratantes. Entre otros, analizó específicamente los casos de países como EEUU, Canadá, Japón o Brasil, además de la propia Unión Europea, y tras plantear cuál es la situación actual, esbozó los acuerdos más probables de cara a la próxima reunión del panel sobre cambio climático, que tendrá lugar en París a finales de este año.

Posteriormente habló sobre los mercados de comercio de emisiones, y puso de relieve el hecho de que normalmente las emisiones sólo se calculan en función de la producción, sin tener en cuenta las ligadas al consumo (poniendo como ejemplo el caso de Europa que aunque ha descendido en emisiones producidas, ha "trasladado" esas emisiones a países emergentes que producen los productos que se consumen aquí). Finalmente analizó cómo se reflejan en el ordenamiento jurídico europeo los principios de justicia global, justicia intergeneracional y justicia interespecífica, con el objetivo de dilucidar si es creíble el papel de líder en la lucha del cambio climático que la Unión Europea lleva años asignándose.