miércoles, 8 de febrero de 2017

Ética y responsabilidad en la actividad de las ONG ambientalistas

En la tarde de ayer martes 7 de febrero asistimos a la conferencia de D. Eduardo De Miguel (Director de la Fundación Global Nature) titulada “Aspectos éticos y de responsabilidad social en los grupos ecologistas: Fundación Global Nature”. En ella, el ponente repasó en primer lugar la historia y principales líneas de trabajo de la fundación que dirige, deteniéndose en aquellos cuestiones que tienen que ver con la ética de una ONG en todos los niveles.

En su opinión, la ética no es sólo un conjunto de convicciones o de cuestiones personales, sino también eficiencia en la gestión de los recursos de que dispone una organización y transparencia en sus acciones y en su contabilidad. Las decisiones que se deben tomar en una organización que trabaja en pro del medio ambiente y del desarrollo rural no siempre son fáciles, y muchas veces se plantean dilemas y contradicciones que tienen que ver con ciertas dimensiones éticas: con qué empresas u organizaciones se trabaja, cuáles serán las consecuencias de las acciones de determinados proyectos, qué fuentes de financiación se pueden utilizar, qué donaciones se deben aceptar, etc.

De Miguel comentó que a veces da la sensación de que el gran público ve a las ONG naturalistas como los “garantes” de la ética en lo que a temas ambientales se refiere. Sin embargo, a su parecer, la ética ambiental debe estar en el núcleo de trabajo de todas las organizaciones, pertenezcan al sector al que pertenezcan. Incluso afirmó que sería una buena iniciativa que desde el mundo académico se colaborase en la propuesta de un código ético ambiental para los distintos sectores socioeconómicos.

En este sentido, criticó la existencia de ciertas fundaciones que, en lugar de constituirse como una entidad para generar un bien público, funcionan como subcontratas para externalizar ciertas actividades que la empresa que las ha financia no puede hacer directamente; o peor aún, como entidades que realizan acciones positivas sobre el medio ambiente únicamente para compensar las acciones negativas que previamente la empresa financiadora ha realizado.

Respecto a las motivaciones que nos llevan como individuos o colectivos a tomar decisiones que afectan a nuestro entorno, el ponente lamentó que casi siempre se tenga en cuenta en primer lugar la dimensión económica. Así, a la hora de proponer un proyecto o plantear una iniciativa, desde muchas ONG se encuentran con el problema de que si no va a generar beneficios económicos a corto/medio plazo, cuesta mucho convencer a la ciudadanía y a las administraciones para que se ponga en marcha. 


De ahí que, a su juicio, hace falta reflexionar sobre qué lugar ocupa la ética ambiental en todo esto…, qué valores tenemos cada uno y qué prioridades, y qué valores reconocemos en la naturaleza, en la biodiversidad, que las hagan merecedoras de ser conservadas, independientemente del lucro inmediato que ello pueda o no suponer.

Sobre este punto, indicaba que una dimensión ética importante también es la solidaridad, respecto al resto de seres vivos y el medio natural, pero también respecto a las áreas y poblaciones más desfavorecidas, dentro y fuera de España, donde la acción de asociaciones y fundaciones es crucial.

Finalmente, De Miguel insistió en la necesidad de un compromiso ético respecto al medio ambiente en todos los niveles: como individuos (con un consumo responsable, con el reciclaje y con tantas otras cosas), como organizaciones (asociaciones, fundaciones y empresas que deben ir más allá de lo que la ley les exige en materia ambiental) y a nivel de la administración, incorporando una mayor dimensión ética y una perspectiva más amplia en las decisiones que se toman respecto a la planificación del territorio y la gestión ambiental.