La ponente presentó en primer lugar un documento audiovisual en el que se pudo ver cómo realmente las alteraciones climáticas -que en buena parte están siendo ocasionadas por el ser humano- están afectando a algunas de las poblaciones más desfavorecidas del planeta. En su opinión, todas las decisiones que se toman sobre cuestiones ambientales tienen efectos sobre el desarrollo de los pueblos, y viceversa. Todas esas decisiones tienen un componente ético. Y si las decisiones que se toman en los despachos no son acertadas, tarde o temprano, los efectos negativos sobre el medio y la sociedad serán patentes.
Según apuntó Martín-Crespo, estamos avanzando muy poco en la resolución de los problemas ambientales, en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), mientras la situación se agrava y se superan los límites planetarios según el Stockholm Resilience Center. Por otro lado, el informe Stern ya dejaba bien claro que nos resultará mucho más caro -incluso económicamente- no tomar las medidas necesarias a tiempo.
En este sentido, la ponente enfatizó que todas las estrategias para los ODM deben basarse en la conservación ambiental. Expuso algunos ejemplos de cómo, ante eventos meteorológicos catastróficos como tsunamis, áreas que tienen unos ecosistemas mejor conservados (en este caso, manglares), ofrecen una protección mucho mayor para las personas y los recursos económicos, que otras áreas ambientalmente ya degradadas.
Volviendo a cuestiones éticas, Martín-Crespo explicó los conceptos de Responsabilidades Comunes Diferenciadas y Responsabilidad Intergeneracional. El primero se podría resumir en la mayor responsabilidad de los países desarrollados sobre la degradación ambiental, que a su vez ha impedido el desarrollo de otros países más desfavorecidos. En este sentido, según la ponente, los países con mayores emisiones de gases de efecto invernadero deberían tener más responsabilidad en cuanto a financiación de cooperación al desarrollo, refugiados climáticos, etc.
La responsabilidad intergeneracional, por su parte, se refiere al derecho que se les debe reconocer a las generaciones futuras a disfrutar de un medio ambiente en igual o mejor condición del que las generaciones actuales han podido disfrutar. En este punto hay un encendido dilema ético. Pero a su juicio, resulta claro que la degradación ambiental es un problema de equidad: muchos recursos no renovables están a punto de agotarse y otros renovables están tan degradados o contaminados que su utilización cada vez es más cara. Todo ello ocasiona conflictos crecientes, desigualdad, corrupción... Hasta el punto de que muchos defensores de la conservación ambiental son asesinados impunemente en según qué países, tal como ejemplificó con el caso de Berta Cáceres.
Martín-Crespo aprovechó para comentar las acciones que la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo lleva a cabo con objeto de ayudar a paliar todos estos problemas. En resumen, se trata de la promoción de un desarrollo bajo en carbono a la vez que alto en biodiversidad, equidad, inclusión y resiliencia. Resumió en qué consiste el Plan Director de la Cooperación Española, nos habló de los países prioritarios para la AECID, así como las áreas de trabajo más importantes, como por ejemplo el ODM Agua y Saneamiento. A este respecto, un punto a destacar es que, en la política exterior española, el agua se considera como un derecho humano (algo que no todos los países entienden de esta forma).
La ponente resumió otras áreas del trabajo de la AECID, como el trabajo en comunidades rurales, mejoramiento del medio ambiente urbano en ciudades, adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático, instrumentos de cooperación Sur-Sur, proyectos de modelos de desarrollo bajos en carbono, incorporación del sector privado y la RSC en la cooperación al desarrollo, trabajo con ONGs pero también con fondos de inversión, promoción de partenariados entre distintas instituciones que trabajan en proyectos similares a nivel internacional, etc.
Todos estos interesantes temas ofrecieron muchas posibilidades a un interesante debate posterior, en el que se discutió, por ejemplo, cómo actualmente parece que todos los proyectos deben estar relacionados con el cambio climático, y se están olvidando muchos problemas ambientales que son prioritarios (contaminación de agua y suelos, pérdida de biodiversidad, y en general todos los relacionados con los 9 limites del planeta). A su modo de ver, aunque a la vez se trabaje frente al cambio climático, hay que afrontar todos esos otros problemas más acuciantes.
El público asistente intervino en numerosas ocasiones, comentando también cómo a veces los fondos de la cooperación lamentablemente van a parar a manos inadecuadas sin llegar por tanto a disminuir la desigualdad de la población objetivo, o bien se centran en áreas urbanas porque es donde está la mayoría de la población, mientras otras zonas rurales necesitan más la financiación. También se destacó que es importante que las acciones sean más preventivas que resolutivas, algo en lo que la AECID trabaja desde hace tiempo: fortalecimiento institucional y de la gobernabilidad, transferencia de conocimiento, etc., trabajando de forma constante con las regiones objeto de la cooperación, y no sólo cuando hay crisis.