Entre los días 13 y el 14 de noviembre se celebró en
Barcelona el X Congreso de la Asociación Nacional de Bioética (AEBI). La
Universidad Internacional de Cataluña (UIC) acogió la décima edición de este
evento bianual, que en esta ocasión llevaba el título “Neuroética. Yo
vulnerable”, y que en términos generales abordaba el modo en que debe
orientarse la investigación neurocientífica en seres humanos, cómo afecta a la
ética y cómo se puede promover el cuidado de los más vulnerables desde esta
perspectiva.
La inauguración del congreso corrió a cargo de la presidenta
de la AEBI, Dña. Natalia López Moratalla, que explicó las principales
motivaciones que llevan a la AEBI a seguir con su trabajo, más importante que
nunca hoy en día, en este mundo lleno de cambios vertiginosos. En la misma
sesión de bienvenida, Dña. María Victoria Roqué, presidenta del congreso,
introdujo la temática del mismo ante las nuevas éticas que surgen sobre la identidad de la persona y la controversia
sobre qué es o no lícito hacer a la hora de intervenir sobre los seres humanos.
Finalmente, el Vicerrector de la UIC destacó que aunque en el futuro es probable que las
máquinas hagan muchas cosas que ahora hacemos nosotros, hay que tener muy claro lo insustituible de la persona, como la capacidad de
establecer un diálogo reconociendo la inteligencia del otro, o la capacidad de
buscar la verdad y el bien.
El primer bloque del evento (Perspectivas Generales de la Neuroética), comenzó con la ponencia del profesor Alfredo Marcos (Universidad de Valladolid) titulada “Neuroética y vulnerabilidad”, quien en su intervención habló de la emergencia de “nuevas éticas” como la denominada neuroética, que en algunos casos pretenden sustituir a las éticas tradicionales cuando, en su opinión, lo que deberían hacer es tender a la cooperación. A su juicio, ese intento de sustitución está basado en una concepción reduccionista del ser humano, pero las neurociencias deberían conservar su identidad científica y la ética debería hacer lo propio con su esencia. En todo caso, puede darse una colaboración de ambas en lo que podría ser la neuroética. Pero, como aspecto positivo, destacó que algunas propuestas incluidas en la denominada neuroética pueden tener su utilidad si contribuyen a enriquecer la ética de la vulnerabilidad, ayudándonos a conocer nuestro lado vulnerable y superarlo.
El primer bloque del evento (Perspectivas Generales de la Neuroética), comenzó con la ponencia del profesor Alfredo Marcos (Universidad de Valladolid) titulada “Neuroética y vulnerabilidad”, quien en su intervención habló de la emergencia de “nuevas éticas” como la denominada neuroética, que en algunos casos pretenden sustituir a las éticas tradicionales cuando, en su opinión, lo que deberían hacer es tender a la cooperación. A su juicio, ese intento de sustitución está basado en una concepción reduccionista del ser humano, pero las neurociencias deberían conservar su identidad científica y la ética debería hacer lo propio con su esencia. En todo caso, puede darse una colaboración de ambas en lo que podría ser la neuroética. Pero, como aspecto positivo, destacó que algunas propuestas incluidas en la denominada neuroética pueden tener su utilidad si contribuyen a enriquecer la ética de la vulnerabilidad, ayudándonos a conocer nuestro lado vulnerable y superarlo.
A continuación, la Dra.
Natalia López Moratalla (Presidenta de la Asociación Nacional de Bioética),
nos mostró los resultados de distintos trabajos que exploran la dotación ética
del cerebro. Tras una sesión múltiple de comunicaciones libres simultáneas en
cuatro salas dedicadas a temas variados, el bloque de la tarde titulado Ética neurológica comenzó con una conferencia
a cargo del profesor Francesc Torralba,
quien disertó acerca de si los seres humanos estamos determinados totalmente
por nuestra biología o si por el contrario somos seres libres. Según comentó,
algunos planteamientos de las neurociencias defienden que todo en nosotros
depende de la biología, mientras otros muchos pensadores exponen que, a pesar
de los procesos bioquímicos subyacentes, el acto humano de la libertad no puede
explicarse en último término únicamente como la resultante de factores biofísicos. Este reduccionismo es especialmente grave porque
elimina un aspecto fundamental de la dignidad humana. También destacó que hoy
en día es más necesario que nunca el diálogo interdisciplinar, pero en igualdad
de condiciones, sin que unas disciplinas traten de imponer su visión basándose
en una pretendida certeza científica que ignora o pretende reducir al absurdo
conceptos tan importantes como conciencia, yo,
acto, libertad, etc. Porque este
determinismo en concreto tiende incluso a ir más allá del dato científico.
Posteriormente, la profesora italiana M.T. Russo expuso su trabajo titulado “Dignidad y ética del cuidar
en las enfermedades neurodegenerativas”, en la que criticó el Fordismo en la
asistencia sanitaria, basado únicamente en resultados como: número de pacientes
atendidos, número de hígados transplantados, etc. Según su criterio, cuanto más
avanza la tecnología, más cuidado hay que tener (la paradoja de Ícaro) y más
atención hay que prestar a la dimensión humana del cuidado de los enfermos, pues
muchos experimentos entre los que se encuentran los suyos demuestran que el afecto
y la atención personalizada a los enfermos incrementa muy notablemente su
calidad de vida, e incluso en muchos casos contribuye a mejorar su estado de
salud. Por otro lado, reivindicó el respeto a la capacidad de decidir del
enfermo, apuntando que los médicos y enfermeras deben evitar tratar a los
pacientes como máquinas a las que hay que "hacer el mantenimiento". La tarde del
primer día terminó con una nueva sesión múltiple de comunicaciones cortas libres
en cuatro salas.
Entre las sesiones del sábado 14 de noviembre, cabe destacar
la participación en el congreso de D.
Jaime Mayor Oreja, que impartió la conferencia “La Federación Europea One
of Us y la protección de la Vida en Europa”. En la primera parte de su
intervención, Mayor Oreja realizó un agudo análisis de los principales males de
nuestra sociedad, que a su juicio está perdiendo los cimientos, con el
principal objetivo del dinero como centro de las vidas de la gente. Respecto a
la tan mencionada “crisis económica”, incidió en la idea de que la verdadera
crisis es la de la persona, es una crisis cultural, lo cual se traslada a todas
las instituciones, especialmente a la de la familia. Así, las instituciones que
más directamente tienen que ver con la persona son las que más sufren. Y ello
conlleva que se está creando un vacío de valores en la sociedad que se va
cubriendo por posiciones extremas y violentas, como lamentablemente hemos
podido ver recientemente. Y criticó a su vez el papel de los medios, que en su
criterio son “causa y efecto”, en un momento en el que cada vez tenemos más
cifras, más información, pero menos ideas.
En la segunda parte de su intervención, el ponente habló de
la Federación One of Us de la cual es presidente, explicando los principales
objetivos de esta institución internacional y la labor que realiza. En su
exposición se constató la importancia de este tipo de instituciones en tanto
defienden el derecho a la vida, que no es cualquier derecho, sino el derecho
por excelencia. A su vez, la familia no es cualquier institución, sino la institución
por excelencia. En su opinión, el debate en el que está inmersa One of Us no es
cualquier debate: es el debate de nuestro tiempo. Porque la familia es la
garante de la verdad y el bien en último término, y si esta institución se
resquebraja, no es posible construir una sociedad buena. El ponente también
criticó a algunos organismos internacionales que lamentablemente están alejados
de la atención a la persona, y tan sólo fomentan la “socialización de la nada,
las modas dominantes”. Y, peor aún, no se esfuerzan por tratar de cambiar el
rumbo hacia el que se dirige el mundo de nuestros días. A nivel personal,
indicó que existe una tendencia a la pasividad, al “ponerse de perfil” ante los
problemas, y abrazarse al relativismo… con lo que cualquier cosa vale. Pero,
lejos de fomentar la sensación de derrota y los pensamientos negativos, el
ponente quiso terminar su charla con un guiño al optimismo, relatando una
anécdota que le sucedió a la Madre Teresa de Calcuta: se encontraba en la India
con un sacerdote que se quejaba de todo, no veía más que problemas, era la
negatividad en persona, creía que el mundo era una catástrofe sin solución; y
le preguntó a Santa Teresa “¿qué podemos hacer?, ¿por dónde empezamos”; a lo
que ella respondió “¿por qué no por usted… y por mí?”. Con ello, Mayor oreja
quiso dejar claro que el cambio es posible y en cierto modo ya se está
produciendo. Es un cambio que debe comenzar por el nivel personal y continuar
por la familia, para trasladarse posterior y paulatinamente al resto de nuestro
entorno.
Finalmente, entre las actividades de la tarde del sábado
tuvo lugar la Asamblea General de la
Asociación Española de Bioética, en la que su directora, Dña. Natalia López
Moratalla, y el secretario de la Cátedra de Ética Ambiental, Mario Burgui,
anunciaron a los asistentes la preparación del XI Congreso Nacional de Bioética y el I Congreso Nacional de Ecoética
para octubre de 2017. Ambos eventos se realizarán de forma consecutiva en
Alcalá de Henares y contarán con una temática general dedicada a la ética ecológica y humana, con el
objetivo de fortalecer los vínculos que unen a la bioética con la ecoética, en
un evento multidisciplinar y abierto a la participación de profesionales de los
más diversos ámbitos.
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